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Ida de olla

Memorias de una enferma mental Yo no escribo tio, que a mi se me va la olla, como en la que hago la comida a las 3 AM para servirtela calentita en tus sueños. Aquí estás en territorio de la "pirada" "chiflada" "está como una cabra" por eso no llegas a alcanzarme y que no, no pasa nada joder (solo la vida). Que la sociedad ha tenido que excluir en ocasiones a los enfermos mentales del conjunto, tal vez aquí podemos observar el punto de encuentro entre la figura del demente y del escritor. Van Gogh arrancándose la oreja, Verlaine intentando prender fuego a su esposo, y siempre vuelvo a Bukowski... Jovenes escritores; bebed mucho, joded mucho y fumad muchos cigarrillos. Los viejos si aún seguís vivos, no necesitáis consejos.

Querido J

Esto es como cuando empieza algo, y no sabes por qué ni como evitarlo, así es contigo. Pese a ello, aquí estoy intentando escribir con la mano temblorosa algo que llegue a describirte, aunque ni todas las palabras del mundo podrían llegar a estar a tu alcance. Siempre he pensado en huir y dejarlo todo atrás, pero des de que "todo" lleva tu nombre y apellidos, quedarme sin todo ya no es una opción. Si de mi dependiera, no dejarías de ser el postre que se adivinaba. Te confieso que cuando se trata de ti, no me salen las palabras balbuceo y me atraganto. Pero, no me preguntes si estoy enamorada, no tiene nada que ver. Alomejor un día de estos dejo de escribirte, como llevo haciendo des de que te conocí. O te escribiré solamente cuando tenga necesidad de hacerlo. Si, te quiero, pero a medida de que te quiero se me van haciendo innecesarias las palabras, tengo que saber que no es indispensable el decírtelo ¿Comprendes? Si tu no fueras tu, no diría